Si hay algo que siempre se fomentó en mi casa, más allá de las penurias económicas que pudiéramos pasar, fue la educación y los valores. Decía mi abuela que la mejor herencia que ella nos podía dejar, era ser seres humanos preparados para afrontar lo que la vida nos echará por delante sin darnos por vencidos ni aún vencidos, pero siempre manteniendo por delante la palabra dada y nuestro nombre como garantía de buen hacer.
Quienes me conocen, saben que no tengo pelos en la lengua. Siempre he dicho y hecho lo que he pensado. Dije No cuando otros decían Sí. Y siempre fui consecuente entre mis pensamientos y mis acciones, o por lo menos lo intento. Para ello hay que asumir las consecuencias no siempre buenas, pero nunca deje de dormir tranquilo sabiendo que no he engañado a nadie y que, sobre todo y fundamentalmente, no me engaño a mí mismo.
Soy una persona de dormir poco, y menos aún estos días a consecuencia de esta película en la cual me veo envuelto. Me doy cuenta que en esta época en que los medios de comunicación y los políticos están empeñados en la ardua tarea de confundirlo todo, lo único que nos queda es la reflexión.
Estamos centrados en lo que tenemos y no en lo que somos. El mal de la posesión. Qué sí el coche, qué sí el banco, qué sí viajo, qué sí me compro, qué la crisis, etc. etc.....
Debo decir que nunca había visitado con tanta frecuencia una comisaría, y en la paciente tarea de la espera, me dedico a escuchar a quienes como yo, están esperando durante horas a ser atendidos. Y una vez más me doy cuenta que todos somos uno.
Tengo que agradecer muchísimo a los que me han escrito y llamado para apoyarme en este fregado en el que estoy metido, porque es algo que este “señor” que se hace pasar por mi no tiene ni me puede robar, y es la gente que me quiere y a la que quiero. Pero también debo aclarar que el echo de que yo haya comentado que este “señor” tenga acento árabe, no quiere decir nada más que eso. No voy a ser yo “SUDACA” quien ponga por delante ese slogan que muchos se encargan de fomentar de “inmigración igual delincuencia”. YO NO. Quien es delincuente es delincuente da igual la nacionalidad. Creo que tenemos que darnos cuenta que uno no puede estar condicionado por dónde cayo cuando su madre abrió las piernas (y perdón por la vulgaridad).
Por eso, cuando digo que estoy escuchando los casos de la gente que también como yo esta esperando en comisaria, estoy diciendo que también escucho que a todos nos pasan cosas y no tan diferentes. Todos somos parte de lo mismo. Y el grave error que creo se esta transformando en epidemia, es la indiferencia.
Estamos ciegos de ver. Nada nos importa más que lo que nos sucede a nosotros porque nos sucede a nosotros, sin darnos cuenta que lo que le sucede al otro nos puede o seguro nos va a suceder también tarde o temprano.
Qué hay muchisimas injusticias, las hay; pero que hay muchisima resignación a que se sigan cometiendo, también.
Siempre creí y creo que el resignarse es la firma de nuestra partida de defunción, por eso como decía Sabato, yo sigo manteniendo mi lema de siempre: Resistir la injusticia.
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