Anonadado, agobiado, agotado, enfurecido, lleno de odio, deprimido, y muchos otros estados de animo son los que se suceden en mí desde ayer. Después de varias horas en comisaría declarando e interponiendo las denuncias pertinentes, el departamento de investigación ha comenzado con su trabajo. A pesar del valium, yo no he podido pegar ojo en toda la noche, y es que no me han robado ni un coche, ni dinero, ni nada material. Me han robado lo más importante que tiene un ser humano, su identidad.
Hay un “señor” de origen Árabe, que no sé por qué, cómo, de qué forma, se ha hecho con mis nombres y apellido completo, además de mi número de documento. Opera por España haciéndose pasar por mí.
Gracias a un error cometido con Movistar, ayer me he enterado de la situación, por lo cual todo lo que se realice con mi nombre y número de documento a partir de anoche esta siendo investigado por usurpación de identidad.
Lo más fuerte fue comprobar yo mismo, haciéndome pasar por un empleado de la empresa telefónica, que este señor me estaba diciendo a mí mismo que era yo.
Las acciones son muchas y para largo según la policía.
Yo creo que podría evitarse tanta burocracia e ir más rápido al grano, ya que tenemos número de teléfono (en el cual esta persona me contesto), dirección donde recibió el teléfono, y papeles firmados haciéndose pasar por mí.
Pero la sorpresa es aún mayor cuando en Movistar me dicen que se ha efectuado una portabilidad del número desde la empresa Organge, la cual ha aportado todos mis datos presentados por esta persona.
Cómo se resolverá el tema ya veremos.
Por el momento, ME CAGO en la ley de protección de datos.
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